Reptar forma parte del desarrollo motriz de los bebés y les permite alcanzar objetos y moverse con cierta independencia antes de conseguir gatear o andar. ¿A qué edad logran este hito?

El desarrollo motriz de los bebés comienza desde que nacen, aunque no es hasta los 5 o 6 meses cuando empiezan a alcanzarse los primeros hitos, como mantenerse sentado solo o rodar. Primero aprenden a cambiarse de boca arriba a boca abajo -con unos 4 meses- y más tarde aprenderán de boca abajo a boca arriba.

Después, sobre los 6 o 7 meses, el bebé comienza a reptar sobre su barriga. Esto le permite empezar a desplazarse con autonomía, aunque lo hace tan solo unos pocos centímetros. El siguiente paso será aprender a reptar sobre su trasero, estando sentado, lo que le dará mayor libertad, aunque solo será capaz de desplazarse hacia delante y hacia detrás.

Por fin, sobre los 9 meses podrá gatear y eso sí que le dará una mayor soltura y libertad, ya que le permitirá moverse por toda la casa y alcanzar grandes velocidades. Este paso es previo en la mayoría de los niños a caminar, algo que se logra primero agarrado a Asus papás o los muebles sobre los 10 meses y, ya con 12 o 13 meses, andar solo, sin agarrarse a nada. No obstante, es cierto que hay niños que comienzan a andar directamente sin pasar por la fase de gateo, pero es raro que se salten la de reptar.

¿Por qué es bueno que el bebé repte?

Que un bebé comience a reptar le ayuda a desarrollar, a corto y largo plazo, muchos aspectos:

– la coordinación

– fortalece la columna vertebral

– aumento de la seguridad en sí mismo

– la independencia

– la inteligencia

– los sentidos

– la percepción espacio-temporal

– el equilibrio

– el control de su cuerpo

¿Cómo estimular al bebé para que repte?

Aunque es cierto que hay que respetar el ritmo de desarrollo de cada bebé, puedes seguir algunos consejos para estimular su motricidad y potenciar que comience a reptar:

1. Colócalo sobre una alfombra o suelo de goma Eva boca abajo y llámalo para que intente acercarse a ti.

2. Pon cerca de él sus juguetes favoritos, pero no tanto como para que los alcance sin intentar desplazarse de alguna forma, ya sea arrastrándose o reptando.

3. Quédate a su lado mientras juega y sonríele para que se siente seguro y motivado.

4. En cuanto lo notes cansado o llore porque no quiere estar en una postura determinada, cógelo.

5. No dejes todo el día al niño en su carrito, su trona o una hamaca. Necesita espacio para moverse para que pueda practicar y conseguir ir superando sus hitos de desarrollo.