Los bebés solo pueden comunicarse a través del llanto y, si no conseguimos descifrar qué necesitan en un momento determinado, pueden ponerse muy nerviosos y llorar sin parar, lo cual hará que cada vez nos pongamos nosotros más nerviosos y no seamos capaces de calmarlos.

¿Por qué lloran los bebés?

Los bebés, en los primeros meses de vida, lloran por todo ya que es la única forma que tienen de comunicarnos que algo les pasa o que necesitan algo. Por eso, pueden llorar por los siguientes motivos:

1- Hambre: los bebés se alimentan a demanda, es decir, cuando necesitan, sin seguir unos horarios concretos. Si no le das de comer cuando empieza a tener hambre, puede ponerse muy nervioso.

2- Incomodidad: si tiene frío, calor, el pañal sucio, algo le molesta… llorará hasta calmar esa incomodidad.

3- Cólicos o molestias digestivas: tanto si el bebé sufre cólicos, como si tiene gases o reflujo, es normal que llore y esté más irritable tras las comidas o a última hora del día.

4- Enfermedad: cuando los bebés están malitos suelen llorar y estar más irritables. Revisa si tiene congestión, sarpullido, fiebre u otro síntoma que indique la causa de su malestar.

5- Mucha o poca estimulación: tanto estar muy estimulado como aburrido puede hacer que el bebé llore y se ponga nervioso.

6- Erupción dental: la salida de algunos dientes puede causar mucho dolor y molestias al pequeño.

¿Cómo puedo calmar a mi bebé?

Además de averiguar la causa, puedes usar estos trucos que suelen ser útiles para calmar a los bebés cuando lloran:

Cógelo en brazos y mécelo mientras le cantas una nana- sitúalo cerca de tu corazón y acaríciale la espalda mientras le hablas o le cantas en voz baja. Lo que más calma a los bebés es estar tranquilos en brazos de mamá o papá.

El swaddling suele calmar a los bebés ya que les hace sentir como en el útero materno. Envuélvelo con una manta para que se sienta protegido y seguro.

– Los ruidos blancos suelen calmar a los bebés. Pona una aplicación en el móvil o colócalo cerca de la lavadora, el secador, etc.

– Si tiene problemas digestivos, colócalo tumbado boca abajo sobre tu antebrazo y dale suaves masajes en la espalda.

– Sal a la calle y paséalo en el carrito o la mochila portabebés. Pasear en el coche también calma a algunos, aunque a otros los hace llorar más.

– Si le das el pecho, no hay nada como ponerlo al pecho para que se calme, tenga hambre o no. Si no, un chupete siempre es una buena opción.

Dale un baño. A la mayoría de los bebés les encanta el agua y les calma. Pon agua calentita y déjalo chapotear un rato en el agua hasta que se tranquilice.

– Si tiene sueño y no consigue dormirse, ayúdalo con el móvil de la cuna, una nana o meciéndolo.

– Si le molestan los dientes, ofrécele cosas frías para que muerda.

– Ten paciencia y calma, si tú te pones nervioso, él se pondrá aún peor.