El principal problema de cadera que puede tener un bebé recién nacido es la displasia de cadera, antes también llamado luxación de cadera. Consiste en una malformación congénita en la que la cabeza del fémur no encaja adecuadamente en la pelvis.

Se trata de un problema hereditario cuyas causas aún no se conocen a ciencia cierta y que afecta a 3 de cada 1.000 niños. En cualquier caso, hay ciertos factores que agravan el riesgo de sufrir displasia de cadera, tales como:

  • Sexo femenino: las niñas, debido a la mayor laxitud de sus ligamentos, tienden a presentar más problemas de cadera que los niños.
  • El bebé viene de nalgas: cuando el bebé viene de nalgas, hay un mayor riesgo de que sufra displasia de cadera. La incidencia de este tipo de presentaciones es de entre el 3% y el 4% de los partos; o sea, 1 de cada 25-30 partos.
  • Antecedentes familiares de este tipo de malformación.
  • Tamaño reducido del útero: puede ocurrir si el bebé es grande (más de 4kg), si se trata del primer embarazo o si es un embarazo múltiple.
  • Líquido amniótico reducido en el útero.

Diagnóstico y tratamiento de la displasia de cadera

El diagnóstico precoz de la displasia de cadera en bebés es muy importante, ya que el tratamiento antes de los tres meses mejora considerablemente o incluso soluciona el problema por completo. No debes preocuparte por esto, ya que los médicos revisarán exhaustivamente a la criatura al poco tiempo de nacer y en las revisiones médicas. Algunos síntomas de que un bebé sufre esta patología son los siguientes:

  • “Click” en la cadera: al mover las articulaciones de las piernas, se escucha un “click” o sonido hueco.
  • El bebé tiene una pierna más larga que la otra o es incapaz de mover una de sus piernas con el muslo hacia fuera.
  • Diferencias visibles de los pliegues de piel y grasa formados en la ingle de manera natural.
  • Escoliosis o cojera: son síntomas que se ven más adelante, cuando el niño comienza a caminar. Lo más normal es la detección de esta dolencia durante los primeros meses de vida, pero en algunos casos aislados, no se detecta hasta pasados unos años.

El tratamiento de la displasia tiene como fin conseguir una cadera sin malformaciones, con el fémur encajado en la pelvis para evitar problemas futuros como podrían ser la cojera, artrosis o problemas de espalda por la mala postura. Uno de los tratamientos más aplicados y efectivos es la utilización del arnés de Pavlik o férula de abducción. Este aparato mantiene al bebé con las piernas abierta como una ranita, lo que ayuda a la colocación de la cadera. Si este arnés no funcionase, en casos excepcionales se podría recurrir a la cirugía y a la inmovilización mediante un yeso, aunque esto es muy poco común.

Por último, la mayoría de hospitales aplica un protocolo aún más exhaustivo para el diagnóstico de la displasia de caderas en aquellos bebés con antecedentes y que vengan de nalgas. Por este motivo, no debes preocuparte ya que hoy en día el diagnóstico y tratamiento precoces hacen que el bebé crezca sin ningún tipo de problemas.