Los tics  son movimientos nerviosos involuntarios muy habituales en los niños entre los 4 y los 12 años, especialmente en épocas de estrés o cambios. Generalmente, desaparecen solos y no es necesario tratarlos.

¿Qué son los tics?

Los tics son movimientos repentinos e involuntarios (tics motores) o sonidos repetidos y rápidos (tics fónicos) que el niño hace de manera inconsciente y sin poder evitarlo.

En los niños son muy normales, sobre todo algunos como parpadear, hacer algún ruidito, tocarse las cejas, etc.

Según los expertos en pediatría hasta un 25% de los niños en edad escolar presenta tics, al menos durante algún momento de su vida.

Como decíamos, son más habituales en niños de entre 4 y 12 años, en varones y en niños tímidos.

Es una manera de liberar tensión y estrés, por eso son más habituales en épocas de cambios como el nacimiento de un hermano, una mudanza, un cambio de colegio, época de exámenes, ante una prueba importante, etc.

La causa se desconoce, aunque puede haber un componente genético.

Tipos de tics

Tic motor simple: afecta a uno o más músculos, como parpadeos, guiños, muecas, fruncimiento de cejas, etc.

Tic motor complejo: afecta a varios músculos, como dar saltos, tocar un objeto varias veces, caminar de una forma concreta, etc.

Tic fónico o vocal: ruidos, ecolalia, lenguaje extraño, etc.

¿Cómo actuar si mi hijo tiene un tic?

Lo primero es no alarmarse ya que, como decíamos, es algo habitual que ocurre a muchos niños y, en la mayoría de los casos, tienden a desaparecer solos cuando el niño está más tranquilo, aunque pueden reaparecer en épocas de estrés. Lo normal es que al llegar a los 18 años no se tengan estos tics.

Solo si afectan a la vida diaria del niño o entorpece sus actividades se debe consultar con el pediatra o psicólogo.

Además, es mejor ignorarlos y no decir nada al niño cuando lo haga, ya que hacérselo ver solo puede empeorar el tic y hacer que sea más frecuente al poner nervioso al pequeño.

Si es muy frecuente y afecta a la convivencia familiar, puedes seguir unos consejos para intentar minimizarlos:

– Buscar la causa que puede estar desencadenando los tics para ayudarle a estar más relajado.

– No llenar su día de actividad para que no sea estresante.

– Realizar con él actividades relajantes como yoga, escuchar música tranquila, pintar.

– Si no quiere hacerlo delante de la gente, acuerda con él una señal o palabra para que puedas decirle que lo está haciendo e intente calmarse y dejarlo sin que los demás se den cuenta.

– Nunca le regañes ni lo castigues, no puede evitarlo.

Solo en los casos en los que el tic dure mucho y afecte al pequeño será necesario un tratamiento antipsicótico para reducir su ansiedad.