El llanto es la herramienta de comunicación más poderosa para un bebé; en cuanto comienza a llorar, sus padres acuden raudos a ver qué le pasa. Por eso, es normal que los recién nacidos lloren a menudo.

¿Qué significa el llanto de los bebés?

El llanto es la primera herramienta comunicativa del recién nacido. De hecho, muchos llegan al mundo llorando y es una buena señal que tranquiliza a sus padres porque implica que comienzan a respirar por sí mismos.

Desde ese momento, el bebé descubre que, llorando, consigue que sus padres se acerquen a satisfacer sus necesidades de hambre, sueño, miedo, dolor… Por eso, cuando necesitan algo, se ponen a llorar.

Por lo tanto, el llanto de los recién nacidos puede significar diversas necesidades que los papás deben ir aprendiendo a  reconocer según el tono del llanto y otras señales que acompañen a este. Por ejemplo, si tiene hambre, buscará el pecho, se meterá el puño a la boca, sacará la lengua… Mientras que, si tiene sueño, se frotará los ojos, los cerrará, bostezará…

A medida que pasen los días, aprenderéis a distinguir un llanto de otro y sabréis qué necesita cuando llora.

Lo más importante es atenderle lo más pronto posible y acudir a su lado o cogerle para comprobar qué le pasa y qué necesita. Recuerda que no llora por hacerte sufrir o molestarte, sino que es su manera de indicar que necesita algo, por lo que debes ir a ver qué le ocurre.

¿Puede un bebé llorar demasiado?

Ya ha quedado claro que todos los bebés lloran mucho durante sus primeros meses de vida, hasta que van desarrollando otras herramientas comunicativas como la sonrisa, la risa, el balbuceo o las primeras palabras. No obstante, aunque el llanto es su única forma de comunicarse en las primeras semanas, es cierto que no todos los bebés lloran igual.

El hecho de llorar más o menos depende de varios factores:

– la personalidad del bebé

– si sufre algún trastorno como cólicos de lactante, que se caracterizan por llanto inconsolable hacia última hora del día

– si le cuesta más o menos conciliar el sueño…

Por eso, hay bebés que apenas lloran, mientras que otros se pasan el día llorando. Frente a eso, paciencia y algunos consejos para calmar al peque:

– Cógelo en brazos y acúnale mientras le cantas una nana.

– Sácalo a pasear en el cochecito o en el portabebés.

Ofrécele su chupete.

– Ponle ruido blanco, les calma y ayudar a dormir.

– Túmbale sobre tu pecho y acaricia su espalda.

Si nada funciona, siempre puedes recurrir al pecho. Aunque no tenga hambre, la succión del pecho y estar calentito escuchando tu corazón siempre les tranquiliza y les ayuda a dejar de llorar.

Y, sobre todo, tranquilidad y calma, a medida que el niño crezca, irá llorando menos. Si te pones nervioso, será peor y solo conseguirás que llore más. Si lo necesitas, sal de la habitación, respira hondo, cuenta hasta 10 y regresa más calmado a cogerle para calmarlo.