Es habitual que, durante los primeros meses de vida, los bebés vomiten de vez en cuando la leche que han tomado, tanto si es materna como si es de fórmula. Si no va acompañado de otros síntomas, no hay que preocuparse ya que se debe a la inmadurez de su aparato digestivo y se pasará solo cuando crezca.
Al nacer, y durante los primeros meses de vida, es habitual que los bebés echen pequeñas cantidades de leche después de algunas tomas, sin esfuerzo ni incomodidad. Este vómito tiene unas características particulares: sale sin esfuerzo, no pasa siempre que come y no suele ser una gran cantidad. Además, el niño no está molesto y se alimenta bien, engorda y crece adecuadamente, duerme bien y no está irritable. Es lo que se conoce como regurgitaciones y les ocurre al 65% de los bebés hasta los 6 meses de vida, más o menos.
La causa principal de las regurgitaciones es la inmadurez del mecanismo valvular que cierra la entrada del estómago. Los músculos del esófago y el diafragma son los encargados de evitar que la comida ingerida vuelva a salir, pero en muchos bebés todavía no funcionan correctamente, lo que hace que puedan devolver parte de la leche que han tragado. Además, el estar en posición horizontal casi todo el tiempo y el alimentarse solo de leche no ayuda a evitar estas regurgitaciones.
Sin embargo, no es algo que deba preocuparnos ya que es algo habitual que se pasa solo a medida que el bebé crece y su aparato digestivo madura.
Por lo tanto, no hay necesidad de tratamiento, aunque sí se pueden adoptar algunas recomendaciones para evitar que pase, como mantener al bebé en vertical un ratito después de cada toma, hacerle eructar en medio de la toma y no moverlo bruscamente después de haber comido.
Otras causas de vómitos en bebés
Sin embargo, si los vómitos son frecuentes, salen de manera brusca y abundante, el bebé está irritable y nervioso, llora mucho, pierde peso o no engorda lo suficiente y se niega a comer, probablemente la causa sea el reflujo gastroesofágico, un problema también bastante habitual en bebés que se produce a causa de la inmadurez del esfínter esofágico interior. Tampoco hace falta un tratamiento determinado ya que el 80% de los casos se resuelve por sí solo en torno a los 6 meses, cuando el esfínter madura. Si no fuera así, el pediatra se encargaría de valorar si hace falta cirugía o medicación, pero esto es extraño.
Otro motivo de vómitos preocupantes es la estenosis pilórica, que también causa vómitos violentos y pérdida de peso y desnutrición. La causa está en una hipertrofia del píloro, la válvula que deja pasar el alimento del estómago al intestino delgado. En los casos de bebés con estenosis pilórica, esta válvula está agrandada, impidiendo que el estómago se vacíe en el intestino delgado. En estos casos el tratamiento es la cirugía mediante una operación que se llama piloromiotomía o intervención de Ramstedt, que permite cortar parte de la válvula para que el alimento llegue al intestino delgado.
Si los vómitos son de color verde y van acompañados de ronchas en la piel, y el bebé se encuentra débil y con fiebre, puede que tenga alergia a la proteína de la leche. Ene ste caso, deberás eliminar la leche de vaca de tu dieta si le estás dando el pecho o comprarle una leche de fórmula especial si está tomando biberón.