Durante los dos primeros años de vida, el bebé solo debe tomar leche materna o, en caso de que no se pueda ofrecer esta en todas las tomas, leche de fórmula si es menor de 12 meses o de vaca si es mayor de esta edad.

Durante los primeros 6 meses de vida el bebé se alimenta exclusivamente de leche, preferiblemente materna, puesto que la leche materna es el mejor alimento posible para un bebé durante estos primeros meses de vida. A partir de esta edad se comienza con la alimentación complementaria, pero debe seguirse con la leche materna todo el tiempo posible.

Si durante estos meses la madre no puede, o no quiere, dar todas las tomas de leche al bebé, solo se le puede ofrecer leche de fórmula especial indicada para la edad del bebé (por ejemplo, de 0 a 6 meses se le da leche de inicio y a partir de los 6 meses leche continuación).

Después, a partir de los 12 meses, ya se le puede dar leche de vaca al bebé, ya que su estómago ya es capaz de digerir esta leche, distinta de la materna.

En cuanto a la leche de almendras, una leche vegetal, no debe darse antes de los 2 años, puesto que está elaborada con frutos secos, que no se recomiendan antes de esta edad (aunque las últimas investigaciones afirman que pueden darse antes).

La leche de almendras aporta proteínas, grasas saludables, calcio, magnesio, fósforo y vitamina D, por lo que es beneficiosa para el bebé, aunque no se recomienda nunca como sustitutivo de la leche materna o de vaca. Es una buena opción en caso de alergia a la proteína de la leche de vaca o en niños veganos.

Entre los principales beneficios que ofrece esta leche al bebé encontramos:

– Es fácil de digerir y más suave que la leche de vaca.

– Aporta electrolitos como el potasio, por lo que es conveniente en caso de diarreas y vómitos.

– Aporta mucha fibra, evitando el estreñimiento.

– Contiene grasas de buena calidad que ayudan a reducir los niveles de colesterol malo.

– La leche de almendras enriquecidas con calcio favorecen el desarrollo y crecimiento de los huesos y dientes.

– Contiene mucha vitamina E, un antioxidante natural, y vitaminas del grupo B que favorecen la regeneración de los tejidos.

No obstante, también cuenta con contraindicaciones y efectos secundarios que deben tenerse en cuenta. Por ejemplo, consumida en exceso puede afectar a la fabricación de la tiroides en personas que tengan problemas con este órgano. No es apta para personas alérgicas a los frutos secos. Aporta muchos azúcares y carbohidratos y, en ocasiones, puede contener aditivos que no son buenos para los niños.