Cuando se habla de los 2 años de los niños se hace mención muchas veces a los “terribles 2 años” a causa de las rabietas, esas pataletas que los niños tienen con mucha frecuencia a causa de su falta de control de emociones. Para que no te cojan desprevenido ni te saquen de quicio, aprende cómo actuar ante estas rabietas.

¿Cuándo y por qué aparecen las rabietas?

Las rabietas suelen empezar en torno a los 2 años, cuando los niños empiezan a desarrollar su independencia y autonomía y descubren que pueden decir que “no” a sus padres. Además, con 2 años no entiende el “después”, solo el “ahora”, por lo que, cuando no consiguen algo al momento, les entra una rabia inmensa que no saben controlar. No tienen capacidad para expresarse y argumentar su disconformidad con los planes, por lo que se frustran y se ponen rabiosos.

Y es que ese es el otro detonante de estas rabietas: la falta de control de sus emociones. Estas les desbordan y se escapan de su interior en forma de gritos, llantos, pataletas, golpes, mordiscos… La tolerancia a la frustración de un bebé de 2 años es mínima, por lo que cualquier negativa les puede llevar a una rabieta.

Además, las rabietas suelen ser más habituales en ciertas ocasiones:

– si el niño está cansado

– cuando se aburre

– si tiene hambre

Por eso, el primer paso para evitar estas rabietas será saber cuándo se producen para anticiparnos a ellas.

También son una forma de manipularnos o llamara nuestra atención, por eso no debemos reaccionar a ellas cediendo a sus caprichos o las hará de manera más frecuente para conseguir lo que quiere.

¿Cómo actuar ante las rabietas del bebé?

Lo primero, como decíamos, es intentar evitar estos ataques de rabia. Por ejemplo, si has notado que son más frecuentes cuando está cansado y ves que tiene sueño, distráele con alguna actividad divertida y relajante hasta que puedas acostarlo. Si le pasa cuando tiene hambre, lleva siempre encima un snack saludable.

Pero no siempre se pueden evitar. Si tu hijo comienza a gritar, patalear y se tira al suelo hecho un loco, lo más importante es mantener la calma y no perder la paciencia. Respira hondo, no te pongas nervioso ni le grites. No debes castigarle ni regañarle en ese momento, ya que no sirve de nada. Pero tampoco ceder a sus caprichos, puesto que, como hemos dicho, si ve que sus rabietas funcionan para conseguir lo que quiere en cualquier momento, las tendrá con más frecuencia.

Debes ser firme y esperar a que el niño se calme para hablar con él. Explícale que no te gusta cuando se pone así y que gritando no puedes entenderle, por lo que no hablarás con él hasta que no se tranquilice y pare. Si hace falta, muévelo para que esté fuera de peligro y quédate cerca, pero sin hablarle ni hacerle caso hasta que no se vaya calmando. En cuanto se dé cuenta de que no le haces caso y no consigue nada, se irá calmando.

Una vez se haya calmado, tampoco debes regañarle, sino decirle lo contento que estás de que se haya tranquilizado. Muéstrale comprensión y cariño y dale un abrazo. Así verá que lo que te hace feliz y la forma de conseguir tu atención es portándose bien.

Después, pregúntale qué le ha pasado y por qué se ha puesto tan nervioso para intentar encontrar una solución juntos. Proponle herramientas para expresar sus emociones, como hablar, dibujar, usar muñecos, etc.

Otra forma de conseguir que se calme, muy efectiva, es dándole un abrazo. En ese momento en que está tan nervioso, lo que más necesita es tu amor y comprensión, ya que muchos niños quieren parar, pero no saben cómo. Si se deja abrazar (no todos se dejan en ese momento), mantenle apretado fuertemente y verás cómo se calma.

También puedes desviar su atención hacia otra cosa o hacia algo divertido. Si deja de pensar en lo que le ha sentado mal, parará.