Es un reflejo secundario que surge hacia el cuarto mes de vida del bebé y cuya ausencia puede ser un indicador de debilidad motora o de un menor desarrollo mental.

 

Los reflejos primarios y secundarios son respuestas involuntarias del cuerpo que sirven para comprobar si el desarrollo del bebé es normal. Los reflejos primarios son aquellos con los que nace el bebé, y los secundarios, los que aparecen a lo largo de la vida del pequeño.

 

Entre los reflejos secundarios encontramos el Reflejo de Landau, que aparece más o menos a los 4 meses de vida y desaparece en torno a los 12.

 

Este reflejo consiste en, tumbado boca abajo con el abdomen sobre nuestra mano, el bebé, en lugar de dejarse caer por la gravedad, pone el cuerpo en tensión, colocando el tronco y las piernas en extensión y elevando la cabeza para mirar al frente y buscar una referencia visual.

 

La ausencia de este reflejo puede ser un indicador de debilidad motora o de un menor desarrollo mental, pero debería ser el pediatra el que lo valorara en cada caso.