Una de las maneras de saber si el bebé se alimenta adecuadamente es controlando su peso, lo cual se recomienda hacer cada semana durante los primeros meses de vida. No obstante, no debes obsesionarte con el peso ya que hay semanas que engordan más que otras.

El peso de un recién nacido a término oscila entre los 3 y los 4 kilos. En los primeros dos días es normal que pierda hasta el 10% de su peso debido a la expulsión del meconio y al establecimiento de la lactancia, pero a partir de ese momento debe engordar cada día unos 20 o 30 gramos para que, a los 10 días haya recuperado el peso del parto y dos semanas después pese ya más que al nacer.

Lo normal es que los bebés engorden entre 120 y 200 gramos por semana en sus primeros meses de vida. Así, del primer al tercer mes se suele engordar entre 600 y 800 gramos al mes. Este crecimiento puede ralentizarse un poco entre el cuarto y el sexto mes y, entre los 6 y los 12 meses, es habitual que engorden menos a la semana, unos 125 gramos para llegar a los 50 gramos al mes.

No obstante, hay que tener en cuenta que cada bebé es diferente y algunos son más glotones que otros, lo que puede hacer que cojan más o menos peso por semana. También hay que tener en cuenta que el engorde no es matemático y una semana puede ganar 90 gramos y, a la siguiente, 180. Por eso se recomienda no obsesionarse con el peso ni pesarle más de una vez por semana. Además, muchos recién nacidos atraviesan un período de crecimiento rápido cuando tienen entre unos 10 días de vida y otros dos más cuando tienen 3 y 6 semanas de vida, por lo que puedes haberle pesado antes de ese pico de crecimiento y que te parezca que ha ganado poco peso, cuando no es así.

Debes hacer caso a las revisiones del pediatra, que al principio son cada mes, y estar atento a otras señales que indican que el bebé come lo suficiente, como orinar a menudo, redondear las facciones, etc.

También debes tener en cuenta que los niños alimentados al pecho suelen coger peso más lentamente y hacer más tomas que los que se alimentan con biberón, que mamar supone un gasto calórico hasta que el bebé aprende a hacerlo bien y que el peso al nacer no determina su crecimiento posterior.

En definitiva, es importante controlar el peso, pero no debes obsesionarte con su percentil, lo realmente esencial es que el bebé se alimente adecuadamente, esté feliz, crezca y evolucione favorablemente, no que pese 100 gramos más o menos.