Seguro que más de una vez te ha pasado que se ha caído el chupete de tu hijo al suelo y no tenías agua a mano para limpiarlo, así que has pensado en limpiarlo con tu saliva… ¿Es eso bueno o totalmente antihigiénico?

El chupete es, sin duda, el gran compañero para muchos bebés durante sus primeros 18 o 24 meses de vida. Durante estos meses, los bebés usan todos los días el chupete durante mucho rato para dormirse, calmarse, consolarse cuando algo les pasa… s un objeto de apego fundamental que, incluso, cuesta quitar a muchos niños cuando llega el momento ya que sienten gran dependencia de él.

Por eso, es normal ir con el chupete a todas partes y es inevitable que, en muchas ocasiones, se caiga al suelo. Cuando esto ocurre, sin duda lo más higiénico y adecuado es lavarlo con agua corriente y, si se hubiera manchado mucho o hubiera caído a la arena, incluso puede esterilizarse o lavar con un jabón esterilizador especial para chupetes. Pero ¿qué hacer si no tenemos agua a mano? ¿Podemos limpiarlo con nuestra saliva?

Para muchos padres esto puede parecer antihigiénico y nada aconsejable, pero, según un estudio sueco, no es tan malo como parece. Incluso puede ser bueno para el niño. Así, según la investigación, realizada en la Universidad de Göteborg en Suecia, limpiar el chupete con saliva transmite bacterias buenas de la boca de los padres a los hijos que pueden fortalecer el sistema inmunitario de los pequeños.

El estudio se apoyo en que mantener al bebé en una burbuja de higiene, esterilización y limpieza extrema no es bueno para su sistema inmunitario, ya que no recibe los estímulos necesarios para enfrentarse a posibles antígenos inofensivos que llegarán a él al empezar a gatear o caminar. Si es así, cuando el bebé se encuentre con estos antígenos su sistema inmunitario reaccionará con mayor virulencia de la necesaria, haciendo que el niño desarrolle alergia, asma y otros trastornos dermatológicos.

Por eso, limpiar el chupete con la saliva de los padres puede hacer que su sistema inmunitario se acostumbre a ciertos microbios orales, disminuyendo la probabilidad de que el sistema inmunitario del pequeño desarrolle alergia, asma u otros problemas más adelante. Al menos eso confirma el estudio, ya que los niños cuyos padres limpiaron su chupete con su saliva tenían menos probabilidades de tener asma y sensibilización a los dieciocho meses de edad que los que no habían hecho lo mismo. También los protegía frente al eccema hasta los 36 meses.

Otro estudio, presentado en la reunión científica anual del Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología en Seattle (Washington), afirma también limpiar el chupete de los bebés con saliva puede mejorar la salud de los niños durante el primer año de vida, estimulando el sistema inmunológico y protegiéndolos contra enfermedades alérgicas más adelante. Sus datos confirman que esta acción reduce el riesgo de tener asma antes de cumplir un año y medio en un 88%, y el riesgo de tener un eccema o una reacción alérgica un 63%. Y aunque el efecto protector mengua a medida que los niños crecen, el riesgo, por ejemplo, de eccema sigue siendo un 49% más bajo.

No obstante, también hay expertos que afirman que esta práctica puede aumentar la incidencia de caries, y también la transmisión de otras bacterias. Por lo tanto, limpia el chupete de manera habitual con agua, pero, si no hay más remedio, la saliva no tiene por qué ser mala para la salud de tu bebé. Al contrario.