Se llama desarrollo del lenguaje al proceso por el cual los seres humanos adquieren la capacidad de comunicarse verbalmente. Este desarrollo se extiende desde los primeros meses de vida e incluso hasta la adolescencia.

 

Durante los primeros cinco años es cuándo tiene lugar a mayor velocidad de aprendizaje y se adquieren los instrumentos básicos para su dominio. Este es un período fundamental, pero el desarrollo del lenguaje no tiene fin, ya que constantemente se produce un aumento de vocabulario y un enriquecimiento con nuevas aportaciones expresivas.

 

A pesar de que en esta etapa los pequeños no hablan, ya dicen muchas cosas. Conoce todo lo que trata de expresarte:

 

•           El pequeño toma iniciativas autónomas de contacto: extiende los brazos, se estira hacia las personas y reclama la atención.

 

•           Con la boca, explora todo lo que le rodea, incluso su cuerpo.

 

•           Se divierte provocando reacciones. Por ejemplo: tira los objetos al suelo continuamente, con aire de travesura.

 

•           El niño empieza a proteger su “propiedad” y su espacio, dirigiendo a quien le intenta quitar los juguetes una serie de gestos y expresiones muy elocuentes.

 

•           Cada vez se siente más fascinado por las conversaciones de los adultos.

 

•           Sus vocalizaciones empiezan a tener una entonación expresiva.

 

En el periodo neonatal, se sientan las bases del desarrollo del lenguaje. A través del llanto, el bebé busca consuelo y tranquilidad, mientras que, con la mirada y con la sonrisa, establece el contacto con sus padres.

 

El pequeño va desarrollando poco a poco su leguaje al:

 

    • Emitir sonidos guturales para mostrar su felicidad.

 

    • Dejar de llorar si su mamá le habla, poniendo así de manifiesto la primera orientación hacia la comunicación.

 

    • Modificar su comportamiento en función de los estímulos que recibe: por ejemplo, interrumpe, sorprendido, lo que está haciendo cuando oye ruidos procedentes del ambiente que le rodea, o bien emite gritos de alegría cuando escucha la voz de una persona conocida.

 

Fomenta su lenguaje

 

Conversar con el bebé es quizá el paso más importante para estimular el florecimiento del lenguaje. Cuando el bebé te hable en su propio “lenguaje”, responde. Ello le envía el mensaje de que entiendes que está tratando de comunicarse y le enseña la forma en que una conversación se desarrolla, con pausas y turnos entre los interlocutores. Aunque tu papel no es la enseñanza formal del idioma, debes actuar como guía y estímulo en el camino hacia la plena comunicación verbal.

 

Al comenzar a hablar, el bebé probará los sonidos de las palabras y dependerá de ti para completar el resto. Puede decir “pa” para nombrar a su papá, designar una patata y también una pelota. Por medio de su tono e inflexión de voz, así como del lenguaje no verbal, podrás interpretar lo que dice.

 

Presionar al bebé para que imite palabras o nombre objetos podría restarle placer a la comunicación, hacerle sentir inadecuado e incluso retrasar su progreso. Recuerda que el objeto del lenguaje es la comunicación interpersonal.

 

Tiene poco sentido que el niño imite palabras cuyo significado no comprende. Una vez que el niño las entiende, podrá utilizarlas para comunicarse contigo.

 

Mientras notes que tu hijo escucha a la gente cuando habla, oye los sonidos y entiende cada vez más (puede entender más de lo que puede hablar), concéntrate en estimularle de manera relajada y divertida.

 

Proporciona múltiples oportunidades de interacción personal, háblale mientras haces tus compras en el supermercado, o ejerces tu rutina diaria en casa, exponlo a una gran variedad de palabras y dale ánimos. Se ha demostrado que seguir estos pasos es crítico para fortalecer el vocabulario.